La verdad, hasta este curso mi uso de las herramientas de la
web social había sido de lo más plácido, pausado y hasta ciertamente indolente,
por qué no decirlo, en muchos casos. Me limitaba al uso pasivo de youtube, a
las imprescindibles consultas de la wiki, a las archifamiliares fotos
compartidas de Flikr, que necesariamente desembocaron en el archifimiliar blog
cuya existencia no supera el tercer post, todo un clásico. Y qué decir del inefable
contacto con mis amigos a través de Facebook, convertido muchas veces en
auténtico destinatario de exabruptos ante la situación moribunda de este país
(lo cual siempre constituye una catarsis francamente recomendable). Eso sí, lo
más de lo más, lo que me hacía sentirme en la cresta de la ola de la modernidad,
un usuario de primera, un ciudadano privilegiado excelsamente informado, era la
suscripción a servicios RSS, que en mi caso se plasmaba en el uso de Bloglines
en la web y de otra aplicación para mi escritorio de cuyo nombre no es que no
quiera acordarme, es que, simple y llanamente, no me acuerdo. Qué tiempos
aquellos.
Un poco más tarde llegaron los smartphones, y con ellos
descubrí el valor de la inmediatez y frescura de Twitter y la rentabilidad
económica del gran Whatsapp, ¡a la mierda con el vetusto SMS, auténtico walking dead de nuestros tiempos y
negocio inmisericorde de los operadores telefónicos! Además, alguien en su
momento tendrá que estudiar su importancia como factor de cohesión social. Por
ejemplo, yo me llevo mucho mejor con mi familia desde que uso whatsapp. Nuestra
comunicación virtual ha aumentado, lo cual agradecemos sobre manera porque nos
evita tener que vernos físicamente. Impagable. Como contrapartida, la aparición desde el más remoto lugar de tu
deliberadamente olvidado pasado de algunos amigos que, en un acto de exaltación
incontrolada de la amistad, repentinamente se asoman a la pantalla de tu
teléfono invocando una relación que realmente nunca fue tal. Bloqueo al canto.
Miel sobre hojuelas.
Todo preparado, pues, para esta última etapa, de la que he
pasado de usuario zoquetón a ususario zoquetillo. El Cristo del gran poder de
Google me ha mostrado el poder de la integración, de modo que puedo integrar
herramientas como gmail, Google+, Blogger, Youtube y Feedburner. Qué más se
puede pedir. Y como una cosa lleva a la otra, de un smartphone de primera
generación pues acabas cayendo, te gastas la pasta y te compras otro mucho más
molón en el que integras y sincronizas todas las herramientas, incluidas tus
diversas cuentas de correo, y a las que también añades Linkedln, que uno tiene
su prurito profesional, y que según están las cosas, quién sabe si un headhunter de esos te va a sacar del
paro, oye. Resultado final, un puto desastre: no tienes tiempo para nada, a
todas horas recibes notificaciones en tu pantalla, estás muy pero que muy
informado. Demasiado, diría yo. Demasiado estresado.
Jajajajajaja. Sólo puedo decir que me ha encantado tu entrada!! ¡Me he echado unas risas gracias a lo que escribes! Creo que me voy a hacer fan de este tu blog, me gusta el punto de humor y de sarcasmo e ironía que tienes.
ResponderEliminarExcelente resumen y análisis.Me he sentido muy identificada en lo que dices. Excepto en que whatsapp mejora las relaciones familiares. En mi caso, y no con familia sino con amigos, ha servido para alejarnos bastante... ¿para qué hacer el esfuerzo de quedar si puedes hacerte un resumen via whatsapp y con emoticonos?? ¿Y si respondo con la mierda con ojos? ¬¬
Genial Nestor, me he reído mucho. Y me encanta el resultado final, porque creo que me pasa lo mismo!! Ya no se ni en qué estoy ni en qué gasto el tiempo! Necesito un smartphone más guay, que el mío ya no tiene más memoria... a ver si así me organizo mejor... XD XD
Gracias R... digo Breakingsocial. Casi te delato. Deliberadamente cuando hablaba de whatsapp me refería a la familia, que no a mis amigos... Aunque bien pensado... En mi caso, nos estamos ahorrando un dineral en terapias. Todo va mucho mejor entre los hermanos (es broma; como me lean... Ellos saben que es broma... glub). Y ya veo que estás a punto de cruzar el Rubicón del smartphone guay... Cuidadín, no hay marcha atrás!!!!
EliminarNecesitáis... Pensar en qué estáis usando vuestro tiempo, a qué dedicáis vuestro uso de redes sociales. Claro que, cuando hay más gente que insiste en que uséis las redes, de forma compulsiva, a tiempo completo... resulta más difícil, sin duda. Sí, yo también me he echado unas risas con esta entrada (me resisto a llamarla "post", ya veis).
ResponderEliminarEn todo caso, a veces, la mejor respuesta es el silencio: el silencio de vuestro smartphone. Es muy sintomático, en este sentido, la medición de vuestro consumo de redes sociales... en #websoc13, precisamente. Lo vamos a comentar en la segunda sesión presencial. Y dice mucho, creo, de que vuestra salud mental, al menos por esta asignatura, todavía no está en peligro ;-)
Hola, David. Al pelo me viene lo que comentas porque acabo de ver la sesión presencial. Las curvas eran curiosas. A mí se me ocurre una primera interpretación: tras el deslumbramiento inicial, nos hemos tranquilizado... Si a eso le sumas la convergencia con los deberes de otras asignaturas, las broncas familiares y la conjuntivitis tras horas ante la pantalla... ¡Voilá!
ResponderEliminarEso sí, has estado muy hábil hoy: vas a ver como a partir de que colguéis el contenido del vídeo para que la genta puede bajárselo o verlo se va a incrementar de nuevo la curva. Muchas gracias por tus comentarios.
L'appetit vient en mangeant!!
ResponderEliminarAñadir servicios, probar herramientas, chequear notificaciones, actualizar,vigilar, tuitear, agradecer, debatir, agregar, publicar se transforman gradualmente en usos rutinarios a veces muy estresantes que a medida que tu experiencia en programar madura su efecto abrumador desaparecerá para dar paso a la calma sabiduría de la creatividad!!
¡Ojalá tengas razón, Lia!!!! De momento estoy en esa fase de adaptación, ya que te confieso que sólo muy recientemente he empezado a integrar el uso de la web social en mi vida cotidiana, ya de por sí bastante atareada. Desde luego ya me he dado cuenta de las posibilidades que tiene para desarrollar un tipo de creativad colaborativa de la que yo dudaba mucho, pero que ahora empiezo a comprender. Todo un mundo nuevo se abre...
ResponderEliminarNestor, poco que añadir a lo dicho por los demás compañeros: enhorabuena por el post, por el contenido y por la forma de expresarlo. Al igual que ellos, me siento plenamente identificado en tus palabras (aunque yo no creo haber superado el umbral de usuario zoquetón) sobre todo, en la acumulación de notificaciones en mi pantalla, tanto del ordenador como del móvil, y la creciente sensación de picoteo y de caducidad de todas y cada una de las noticias, lo cual me lleva a la necesidad (los domingos en especial) de desconectarme de todo, y abrir ese maravilloso invento (insuperable) llamado libro y encerrarme entre sus páginas...
ResponderEliminarP.D: también me pregunto yo, cada día más, cómo alguien al que no veo desde hace por lo menos 20 años y con el cual no me he comunidado en décadas, cómo puede tener el desparpajo de marcarse un whatsapp diciendo: Hola, qué tal?