SOBRE ODRADEKS, GOLEMS Y REDES SOCIALES

Tu odradek es físicamente como tú, se comporta de modo muy parecido a como tú lo haces y además, el muy cabrón, te sobrevive. A veces te sorprendes hablando con él, aunque él nunca te responda; pero tú, ingenuo de ti, crees que te escucha, que te escucha atentamente. Qué bobo eres.

Más o menos, eso decía Kafka sobre este ser mítico, que reaparece en nuestra literatura de mano de Vila-Matas en su deliciosa Historia abreviada de la literatura portátil. El odradek es descrito como un demonio adverso que castra la creatividad del artista. Se encarna en espectros y la única forma de escapar a su influencia es no hacer nada, tumbarse a la bartola. Pero estos odradeks tienen también sus propios demonios, los golems, aquellos seres mitológicos provenientes del gueto de Praga, seres de barro, estúpidos y carentes de voluntad propia, fruto de los rabinos más sabios. El paralelismo con el Frankenstein de Shelley y los androides de Bradbury y otros es evidente.

Sin embargo, todos eses seres tenían la inestimable desventaja de no poder escapar a nuestro mundo físico, lo que les hacía especialmente molestos, pero también especialmente vulnerables. Tanto es así que a alguien se le ocurrió una forma de desterrarles desmaterializándoles de forma definitiva. ¿Cómo lo haría? Inventándose las redes sociales. Craso error. Creó un espacio inagotable donde nuestros odradeks se desarrollan, reproducen, metamorfosean y nos suplantan a su libre albedrío; donde conspiran con otros para delatarnos; donde se venden al mejor postor y nos traicionan; donde han encontrado un espacio de libertad absoluta desde el que ya conversan con nosotros de igual a igual, o mucho peor, donde adoptan miles de personalidades distintas que se relacionan en nuestro nombre con nuestros conocidos… o con los odradeks de nuestros conocidos.

Pero en el fondo, los odradeks siguien siendo sustancialmente tontos y echan de menos a su creador. Por eso, algunos finalmente cometieron el error de obedecer a su llamada, que extrañaba su proximidad y su contigencia carnal. Regresaron al mundo físico, donde perdieron todos los poderes que tenían en el mundo virtual. Pero ya no eran los mismos. Demasiado tiempo alejados de la corporeidad, carecían ya de los poderes terrenales de sus ancestros. Resultaban aburridos. Se esperaba más de ellos. Se convirtieron en víctimas y se les confinó eternamente.

De esto y más cosas habla el capitulo 1 de la segunda temporada de Black Mirror, Vuelvo enseguida (Be right back), del que os cuelgo el trailer, y que nos hacer reflexionar sobre el futuro de las redes sociales y la virtualidad de las relaciones humanas, todo ello desde el punto de vista especialmente pesimista de su creador, Charlie Brooker.